
Finalmente se declaró inimputable al marinero que hace cinco
años, en un rapto de locura, asesinó a su esposa a cuchilladas. La resolución
la dispuso el Tribunal 2 dictando el sobreseimiento de Daniel Gustavo Rotella
(38), ordenando además continúe internado bajo riguroso tratamiento
psiquiátrico en Melchor Romero.
Los jueces Alexis Leonel Simaz y Néstor Jesús Conti
emitieron la sentencia tras una exhaustiva valoración de los informes médicos
remitidos desde La Plata sobre el estado del encausado, además de los estudios
practicados a nivel local el 14 de junio de 2011, por los psiquiatras Diego
Otamendi y Guillermo Otamendi.
Los peritos consideraron que al momento del hecho Rotella no
sabía lo que hacía, no pudiendo dominar sus acciones. Además se estableció que
es peligroso para sí y para terceros, careciendo de dominio de sus actos.
Se determinó que el individuo no está en condiciones
psíquicas de afrontar un juicio, por lo que se lo declaró inimputable -tal lo
había requerido oportunamente la defensora oficial María Victoria Sosa-,
ordenando permanezca internado en Melchor Romero quedando a disposición del
juez de Ejecución Ricardo Gabriel Perdichizzi.
El nombrado Rotella, permanece internado desde hace años en
el Instituto Neuropsiquiátrico de Melchor Romero, bajo riguroso tratamiento
psicológico, y debía ser juzgado oralmente por el Tribunal 2. La defensora
oficial María Victoria Sosa sostuvo -como lo hizo desde el primer momento-, que
el sujeto es inimputable. Y así lo determinaron los jueces.
Oportunamente, como lo adelantó El Atlántico ni bien la
causa ingresó al Tribunal allá por mayo de 2009, los jueces pidieron a la
Unidad Penal 34 (Melchor Romero) un amplio informe sobre el estado de salud de
Rotella, si recibía asistencia permanente, qué tipo de tratamiento se le daba,
si podía afrontar un juicio, si se lo podía alojar en una cárcel común, y si
comprendía la realidad.
Sin embargo la opinión de los expertos no dio los resultados
esperados por la defensa, por lo que se requirió un nuevo informe. Se le
hicieron estudios más profundos, entre ellos un perfil psicológico que, por la
alta complejidad de su estado, debieron practicarse en forma conjunta por dos
psiquiatras. Finalmente se comprobó que no podía ser juzgado por tener las
facultades mentales alteradas.
Sobre el marinero pesaban cargos por “homicidio calificado”,
hecho ocurrido a comienzos de mayo de 2008 en la casa que la familia ocupaba en
la zona del Puerto.
LO MANDARON A JUICIO
El expediente había sido elevado a juicio por Garantías a
mediados de febrero de 2009, ya que la fiscal María Daniela Ledesma había dada
por agotada la etapa instructora. A esa altura los expertos todavía no habían
determinado si el individuo podía ser juzgado.
Esto motivó que la doctora Sosa planteara la
inimputabilidad, sosteniendo que, de acuerdo a los informes médicos obrantes en
el sumario, Rotella no comprendía la criminalidad de sus actos ni contaba con
capacidad para dirigir sus acciones, por estar afectado por un cuadro psicótico
de tipo delirante crónico y paranoide, lo que comporta una alienación mental
que lo ponía en una situación de incomprensión para enfrentar un juicio.
Al evaluar las dos presentaciones, el juez Daniel Alejandro
De Marco dio curso al requerimiento de la Fiscalía, entendiendo que durante la
etapa de investigación no se ha definido a ciencia cierta el estado psicológico
del procesado, ya que al momento del cierre de la instrucción los especialistas
pidieron una prórroga de 90 días.
Con relación a los planteos de la defensa, el juez hizo
referencia a que de los estudios practicados por la doctora Ángela Calderaro,
jefa del Área Psiquiatría del Hospital Interzonal, y del perito oficial
Guillermo Luján, no se encontraba acreditada al momento la incapacidad mental
del encausado.
Actuando en consecuencia el doctor De Marco rechazó entonces
el planteo de la defensa sobre la suspensión del proceso, y el pedido de
sobreseimiento, y el 20 de febrero de 2009 mandó al marinero a juicio. La
Cámara confirmó lo actuado y el 5 de mayo la causa ingresó en el Tribunal 2
que, finalmente, sobreseyó al acusado.
PERDIÓ LA RAZÓN Y ASESINÓ A SU MUJER
La detención de Rotella, se llevó a cabo el primero de mayo
de 2008. En la oportunidad el individuo, que se desempeñaba como marinero en
barcos de altura, ni bien puso un pie en tierra mantuvo una fuerte discusión
con su esposa, Paulina Medina, de 42años, con la que tenía cuatro hijos.
Aparentemente, de acuerdo a las primeras averiguaciones, el hombre se
encontraba bajo tratamiento psiquiátrico y ese día no habría tomado su
medicación.
El matrimonio discutió en el pasillo de la vivienda que
ocupaban en Magallanes al 3600 y fue entonces en que el acusado aplicó a su
esposa dos cuchillas en el abdomen, otra en el pecho, un corte en la cara y,
estando la víctima arrodillada en el piso, herida de muerte, la remató
tomándola de atrás y cortándole el cuello.
El cuerpo de la mujer quedó tirado en el piso, en medio de
un impresionante charco de sangre, mientras que el agresor ingresó a la casa
llevándose a sus hijos más chicos, de 7 y 4 años, y de 11 meses.
Eran las dos de la mañana y el hijo más grande, de 16,
sospechó que algo no andaba bien. Es así que se levantó y siguió a su padre,
preguntándole por su madre, a lo que el marinero respondió que se había ido,
que los había dejado. No conforme con ello el adolescente volvió al domicilio y
fue entonces que se encontró con el espeluznante marco: su madre se hallaba
tirada en el suelo, boca arriba, bañada en sangre, y junto a ella encontró un
filoso cuchillo de cocina con el que su progenitor la había asesinado.
DETENIDO EN CASA DE SU MADRE
El jovencito llamó a la policía concurriendo al lugar una
comisión de la seccional tercera. Los uniformados se interiorizaron sobre lo
ocurrido y salieron en busca de Rotella. “Debe estar en la casa de mi abuela,
donde siempre lleva a mis hermanitos”, le dijo el muchacho a los efectivos, que
se constituyeron en Bermejo al 500 donde encontraron al hombre que aún llevaba
puestas las ropas manchadas de sangre. Lo apresaron sin que oponga resistencia,
parecía extraviado.
Con el correr de la pesquisa las autoridades recibieron los
primeros informes respecto al estado de salud de Rotella, quien padecía serios
trastornos mentales y precisamente días antes del hecho, el 10 de abril de
2008, había sido dado de alta de una clínica psiquiátrica.
Al parecer esta situación de psicosis tenía su origen en un
accidente automovilístico ocurrido años atrás, a mediados del 2005, en el que
perdió la vida uno de sus hijos, de 5 años.
La muerte del pequeño sumió a Rotella en un profundo estado
depresivo, que con el tiempo se fue agravando produciéndole el estado de locura
que lo llevó a cometer el caso. Como el individuo se negó a declarar, y no
existen testigos presenciales, se desconocen los motivos del hecho.
Al dictarle la prisión preventiva el juez De Marco ordenó la
internación del procesado en el Instituto Neuropsiquiátrico de Melchor Romero,
donde permanece hasta la fecha.
Por Luis María Muñoz
lmunoz@diarioelatlantico.com
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