
“Ya está pensando en lo que viene y en ver cómo quedó el
auto después del golpe. Esto nos da la pauta que se siente bien, más allá de
las dos costillas fracturadas”, dijo Walter Porfilio. Que actúa, por estas
horas, como portavoz oficial de Lionel Ugalde. Ex acompañante, colaborador
permanente y hasta director del equipo, es la mano derecha con que cuenta el piloto
marplatense durante el post accidente en Neuquén.
Ugalde, que venía séptimo en la segunda finalísima del
Turismo Carretera, se despistó en la segunda curva del trazado de Centenario
(se llegaba a 220 Km/h a ese sector) y pegó violentamente contra un talud de
tierra ubicado entre cinco y seis metros de la zona del público. Como
consecuencia, sufrió la fractura de dos costillas y debió permanecer en
observación en un nosocomio local. No obstante, para tranquilidad de todos,
ayer ya se encontraba en su ciudad de origen.
El incidente se produjo por problemas en los frenos del
Falcon. A propósito, el coche fue llevado a la técnica de la categoría para que
sea revisado y pudieran sacarse las conclusiones del caso, ya que llegó a
transitar de manera normal, sobre los cuatro neumáticos, al momento del
despiste. Igual habrá que esperar a que llegue al taller del Puerto, para que
se haga un análisis exhaustivo y determinar si el golpe no repercutió en la
estructura.
Lo más importante es que Lio trabajará en la recuperación de
su físico. Y los mecánicos en la del vehículo, para estar presentes en la
próxima fecha, a desarrollarse el 24 del corriente en el autódromo de Junín.
¿Qué lo ocurrido volvió a poner en duda la seguridad de los circuitos
argentinos? Muy cierto, como así también que el procedimiento de atención
estuvo lejos de ser el apropiado ante un caso de tamaña magnitud. Habrá
muchísima tela para cortar…
En primera instancia, porque Ugalde no fue inmovilizado
sobre una camilla rígida ni se le colocó el cuello ortopédico tras ser retirado
del auto. Caminó por sus propios medios hasta una camioneta. Luego, al bajarse
de la misma, se desplazó unos metros y recién ahí fue colocado en una silla de
ruedas para transportarlo a la enfermería del trazado. ¡Tremendo error de
procedimiento! Lionel nunca perdió el conocimiento, pero se quejaba de un
fuerte dolor en la zona intercostal derecha, por eso decidieron derivarlo al
Policlínico Neuquén. Allí se constataron las dos costillas rotas.
En cuanto al estado del autódromo, quizás sería oportuno
detenerse en los dichos de Matías Rossi. “Si en esta carrera se levanta tierra,
no hay que venir más”, había advertido el de Del Viso. Quedó demostrado, no
sólo la polvareda a los costados de la pista fue una falencia: lo mismo pasó
con los sistemas de contención. De acuerdo a la mecánica del accidente, el auto
de Ugalde golpeó contra el talud y quedó apoyado con el piso en la parte más
alta de la cerca, a exiguos metros del alambrado que separaba a los
espectadores de la pista.
En definitiva, no sólo Ugalde la sacó barata a pesar de
todo. ¿Por qué seguir tentando a la suerte y pensar que la desgracia fue,
puntualmente, con suerte? En el automovilismo el peligro es permanente, sí.
Pero por ello es imperioso minimizar los riesgos en cuanto sea posible. Las
actitudes y los hechos hablan por sí solos.
Por Claudio Barrueco
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Saludos desde Miramar