
La niña recibió el miércoles un impacto de bala en su rostro
(y otro en su hombro), de manos de sujetos que dirimían sus cuestiones a tiro
limpio por las calles de barrio Centenario.
Eran cerca de las 17 cuando Joselín Araceli Meyer, de 7
años, se encontraba en la puerta de su domicilio, en calle Zavalía, entre Colón
y Reconquista. La menor brillaba de felicidad. ¿El motivo? Había obtenido el
permiso para dar una “vueltita” en bicicleta, paseo que por estricta
recomendación de sus padres, no podía extenderse más allá del frente de su
casa. Obediente, la niña se encontraba dando vueltas en círculo con su rodado
cuando la tarde se cortó por el estallido de varios balazos.
Desde la esquina de Colón y Zavalía dos sujetos que se
conducían a bordo de una motocicleta disparaban hacia los “del otro bando” que
se ubicaban por el lado de calle Reconquista.
Fueron varios los minutos con los cañones de las armas al
rojo vivo, mientras los desesperados vecinos trataban de buscar refugio.
En medio de aquel infierno la pequeña Joselín cayó al suelo.
Un familiar que acudió en su auxilio la levantó en sus brazos y observó,
aterrorizado, que la niña tenía su rostro bañado en sangre.
Con la desesperación lógica del momento la menor fue
trasladada hasta el hospital de Niños Orlando Alassia donde ingresó en estado
delicado.
Poco después se supo que Joselín presentaba un impacto de
bala debajo de su boca. El proyectil ingresó a la altura del maxilar inferior,
lado izquierdo y salió por la mejilla. La menor también presentaba otro impacto
de arma de fuego (no se sabe si fue la misma bala) que le atravesó su hombro
izquierdo.
Según se supo la pequeña fue sometida a una intervención, se
le aplicaron puntos de sutura en el rostro, y su evolución era favorable.
Pero Joselín no fue la única afectada en esta historia. Una
mujer, de 49 años, que aguardaba por un colectivo en la esquina de Colón y
Zavalía, recibió un balazo.
La víctima fue identificada como Estela Barcos la que
resultó con un impacto de bala en el glúteo derecho. A todo esto los autores de
la balacera ya habían desaparecido del lugar.
Esta mañana familiares de las víctimas y vecinos de la zona
señalaron su malestar. Apuntaron que los tiroteos y otros hechos de violencia
se suceden a toda hora sin solución.
“Toda esto es un desastre. Vivimos acosados por los
delincuentes que se mueven con total impunidad por las calles. Vivimos
encerrados porque sabemos que en cualquier momento comienzan a sonar los
tiros”, sentenciaron.
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Saludos desde Miramar